miércoles, 8 de diciembre de 2010

El año cierra sonando a Despedida. Abraham y Sonia se reencuentran.

Episodio 52: Insecto
A lo largo de los años, los muchachos de la prepa del sur han conocido a Damián como el amigo de Abraham, un tipo frio y antisocial al cual difícilmente podían relacionar con el carismático y sensible muchacho que tenían como compañero. Por otra parte las niñas de la escuela encontraban en Abraham al amigo chistosito de Damián, y lo veían como un alma incomprendida a la que en realidad todas querían desenmascarar como su príncipe azul. El caso es que Damián consistente con lo que los demás distinguían en él, ha decidido no ser la figura de esperanza que Abraham le pedía. Damián tiene sus intereses, y aunque él sabe que no tiene otra opción que ceder a su compasión e intervenir en la desgracia ajena como algún día lo hizo Abraham, en realidad no lo haría por ninguna petición.
El próximo paladín traería un nuevo concepto de justicia con sus actos, y como es bien sabido: los preferidos en un reinado, no suelen serlo en el siguiente.
Así sería que Damián no se dedicaría a salvar a la gente manteniendo el orden que Abraham, él no confiaba en la gente ni que esta algún día no necesitaría correctores, por ello no lucharía por mantenerla viva únicamente. Había que actuar, había escoria en el mundo que tenía que ser detenida, sabía que los criminales además de ser capturados, tenía que eliminarlos ya que el sistema legal solo los liberaba y peor de lo que son ya.
Así que negándose a la petición de su amigo, el ahora poderoso se retira sin explicar su futuro proceder.
Abraham regresa a casa donde aunque ahora todo está más ordenado, en su mente batalla con un caos, ¿qué hacer si ahora los poderes del Arcángel son propiedad de alguien que no va a ayudar a la gente?, además tiene que proteger a Sonia de Mateo y solo haciéndose de los sellos podría hacerlo, y por si fuera poco, el entregárselos a Mateo representaba un enorme riesgo para el mundo al cual ahora no podrá defender. Sus problemas crecerían cuando revisara su correspondencia en internet.
Un correo de la administración de la escuela le notificaba que tenía reprobadas diez materias de su segundo año, por ello no podía acreditarlo y pasar al siguiente ciclo escolar. Por eso mismo se le asignaba un grupo de la tarde para que repitiera su segundo año, también se le comunicaba que tenía próximas unas inscripciones de extraordinarios en la que podría intentar reducir su carga horaria al pasar algunas materias.
Abraham asustado apaga la computadora para desplomarse sobre su cama y meditando sobre los últimos acontecimientos se quedará dormido.
...
Pocas semanas después comenzarían las clases en la preparatoria del sur. Debido a una huelga un par de años atrás el calendario tuvo que adaptarse a destiempo con respecto a otras escuelas, por ello aunque comenzaría de nuevo el ciclo de verano, esto ocurría en otoño.
Abraham logró convencer a su consejera para que lo reasignaran a un grupo de la mañana, y ahí repetiría en lo que pasaba sus exámenes. Si hubiera quedado en el grupo de la tarde, no solo no encontraría a Sonia, sino que además no podría asistir a los entrenamientos.
En la fila de las ventanillas para los trámites Abraham tendría un choque con un personaje misterioso que lo reconocería a él, mientras levantaban sus cosas que se les habían caído, “Gato” como se hacía llamar el muchacho les explicaba.
-Gracias joven Abraham, me da gusto encontrarlo antes que otro- Gato le dice a Abraham con una voz serena que le resulta familiar.
-Disculpa, ¿te conozco?- Abraham no reconoce al muchacho.
Gato es un joven que viste de manera muy rebelde; como si fuera un hippie de décadas pasadas y con la ropa sucia y maltratada, sus huaraches y un gorro colorido. Es alto y claro, con unos lentes redondos y barba desalineada que demostraba su desinterés por la imagen.
-Tú a mí no, pero todos te conocemos, yo acabo de inscribirme y me están asignando un grupo, aunque... ¿no sabes que Jesús siempre estará contigo?
Gato recibe sus cosas y sonriendo le deja la clave de su identidad para después partir a otra parte, no sin antes regresar y dejarle en la mano un especie de guardapelo.
-Seguramente no querrás usarlo en el cuello, así que puedes ponerlo en tu puño y solito lo aprenderás a usar.
Abraham no entiende lo ocurrido. ¿Quién era el joven aquel y a qué se refiere con lo que le dijo?, seguramente se trata de uno más de los conocidos que no recuerda, sin embargo el artilugio que le entregó le resulta sospechoso de sobremanera, solo lo guarda en su bolsillo para seguir caminando con rumbo a la biblioteca y prepararse para sus exámenes. De ningún modo piensa en repetir el año.
De cerca lo sigue un personaje que nunca había visto, uno más que se suma a los recién ingresados a la preparatoria. Un muchacho más alto que el promedio, moreno y no muy atlético, con nariz larga y rasgos afilados, viste completamente de negro y usa lentes oscuros, su cabello corto delata que tiene un régimen a seguir y bajo su manga se asoma un aparato con el que pretende apuntar al otrora Arcángel, no se trata de un arma si no de un especie de detector. En una pantalla pequeña se ve un esquema virtual de Abraham calculando su masa, fuerza y otros atributos, los vectores que lo miden se alinean y una barra indicadora se llena para después mostrar en letras rojas la leyenda de “NEGATIVO”.
El espía se queda anonadado, ya que está completamente seguro que es el muchacho del que hablaban los informes, el mismo que había sido señalado en la investigación y al que tenía que capturar en brevedad. No obstante por su mente pasa la posibilidad de que el aparato esté averiado.
Abraham ahora sin poderes no puede sentir las intenciones de quien lo sigue, es más, tampoco puede percatarse del acto, por ello no voltea ni pretende esquivarlo.
El joven espía lo toca para el hombro para concordar con el protocolo, y con una imagen de el objetivo grabada en la mente intenta hacerla coincidir con la del joven que tiene en frente, pero vaya que sorpresa se da cuando ve un rostro distinto, con una gran cicatriz que le cruza el ojo izquierdo.
-¿Tú eres...?- sorprendido el agente encubierto cuestiona al muchacho que camina vagamente.
-Sí, soy Abraham, seguramente buscas al muchacho que sale en las noticias- Ya no muestra sorpresa ante el asedio de los curiosos, el encuentro con desconocidos siempre ha sido un estigma a cargar para él-. Disculpa si ahora no tengo tiempo para contarte sobre mis desgracias, y lamento que no suela hablar de eso con nadie, ¿entendido?
Abraham se ha vuelto un tanto frio con quienes lo buscan como una curiosidad más, y francamente preferiría toparse con Sonia si pudiera elegir entre ver a alguien y el irse a estudiar.
-No, no te busco por curiosear, lo que ocurre es que soy nuevo, y sí, alguna vez te ví y me pareció que podía preguntarte dónde podía yo ir a desayunar.
-Lo lamento, no es muy buen día para mí, y si quieres uno de esos consejos, te recomiendo que vayas a uno de los tantos puestos que no creo que no hayas visto al rededor de la escuela.
-Perdón, soy un poco distraído, me gustaría invitarte, como dije soy nuevo y un rostro familiar me haría el día.
- Ja, yo no soy un rostro familiar, y no te puedo acompañar, estoy algo ocupado, no es algo personal.
-Por cierto, yo soy Israel, mucho gusto.
Abraham camina un tanto molesto y descortésmente ya no regresa el gesto, así se encamina a enclaustrarse por algunas horas en la biblioteca consiguiendo material y estudiándolo. Al llegar el medio día se prepara a salir y buscar a sus amigos.
...
Israel llama desde su celular en un rincón apartado a su superior, del otro lado le aclaran que el dispositivo que el dieron funcionaba perfectamente, que al encontrarse frente al Arcángel este reaccionaría. También le cuestionan sobre el encuentro frontal y si lo reconoció.
Él contesta que si y explica lo que le respondió el joven, que no había duda, era el mismo, mas no hubo una reacción en el sistema que delatara la concentración de poder en él. Su superior le dice que seguramente hacía algo para controlarlo, y que aún así debía de observarlo, un mes después le daría nuevas indicaciones en lo que investigaba más, de momento tenía que examinar bien cada una de sus relaciones y a quienes lo rodeaban.
-Sí señor, también usaré el escáner en ellos y le mantendré informado- cuelga.
...
Abraham camina con rumbo al sitio donde Sonia solía juntarse con él, en el camino se topa de frente a Damián.
-Vaya, de modo que el señor al que no merece el mundo sigue viniendo a una escuela de mortales- Sarcástico Abraham mira a su amigo que le hace un gesto.
-Idiota, es mejor que pongas atención y no hagas anda tonto, ahí está tu vieja- Damián con tono discreto le señala con los ojos.
Los amigos se acercan al sitio donde se encuentra Sonia, ella está sentada como siempre en las escaleras tal como lo imaginó Abraham, no obstante, ahora le acompañan tres sujetos. Mateo, Dionisio y Apolo estaban ahí con ropas de civiles luciendo como tres adolecentes, al acercarse Abraham, los tres le sonríen con expresiones burlonas y él se enoja. Sonia tampoco reacciona muy bien, no había visto a Abraham como tal desde que fue poseída por el quinto rollo, la chica toma sus cosas y se despide rápidamente, mira a Abraham de frente y en silencio le intenta dar a entender que no quiere hablar con él.
Sonia camina para irse por la ruta de siempre, con rumbo al sitio donde sale su camión y pasando por el pasillo donde Abraham siempre la alcanzaba corriendo. Su caminar es rápido y enojado, no tarda en acelerar pues sabe que la seguirán. Abraham queda impactado al ver a Mateo, y como siempre se presenta la encrucijada si quedarse a combatir a sus demonios, o salir tras quien ama. Voltea y ve a Damián a su lado, con este detalle siente una seguridad extra y deja a su amigo frente a los tres sujetos para él salir corriendo tras Sonia.
...
Recorriendo los mismos pasos de tantas veces, los jóvenes se acercan y alejan con voluntades contrarias. Abraham da alcance a Sonia y la detiene rodeándola con los brazos, Sonia intenta escapar pero al quedar abrasados frente a frente es inevitable el forcejear más.
-Abraham, ya te dije que, no tenía más que decir- Sonia intenta evadir la mirada recordando que ella estuvo de acuerdo en hacerse pasar por finada tras terminar la relación con Abraham.
-No te dejaré ir, hemos vuelto ya hora solo te cuidaré a ti- Abraham se aferra a la jovencita.
-Eso sería lo peor que puedes hacer, ¡mírate! Tus ojos han cambiado, esa cicatriz... Presiento que tus marcas son culpa mía. Debes dejarme ir.

Germán, en el nombre del demonio

Germán…  Claro que recuerdo ese nombre, yo nunca olvido uno: pequeña víctima de sí mismo, ignorante de su capacidad, temeroso del profu...